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El arte de proceso I: una nueva mirada sobre la creatividad infantil.

Publicado : 07/12/2019 10:40:55
Categorías : Creatividad

“Hay flores por todas partes, para aquellos que quieran verlas.” - Henri Matisse

 

Había una vez un mundo en el que equivocarse o cometer errores era abrazado por todos sus habitantes como motivo de aprendizaje. Donde los adultos dejaban a los niños explorar y experimentar, sin interrumpir procesos internos, sin transmitir el mensaje de que el niño no sabe y no puede, porque el adulto siempre lo hará mejor y más “perfecto”. Un mundo donde se empoderaba a los niños y se les daba herramientas para la vida. Un mundo donde los niños desarrollaban recursos mágicos para la resolución de problemas, pensamiento crítico y creativo, y la exploración de su entorno, sin expectativas ni críticas externas. Un mundo donde el niño no decía “No puedo” porque no existían los miedos a intentar hacer las cosas de otra manera o el miedo a equivocarse. Un mundo donde el arte era esencial para el aprendizaje. En este mundo, importaba más el camino que el resultado final. Importaba lo vivido, lo experimentado y lo aprendido por uno mismo. En este mundo, seguro que sus niños crecían haciendo arte de proceso, el arte que libera.

 

¿Qué es el arte de proceso?

El arte de proceso, como su nombre indica, se centra en el proceso creativo, no en el resultado final. El juego, la exploración y la experimentación, con materiales interesantes para crear, son una parte esencial del arte de proceso. ¿Significa esto que el resultado no puede ser espectacular? Todo lo contrario, más bien significa que el objetivo no es crear un resultado sino disfrutar de las experiencias, pruebas y aprendizajes de las experimentaciones.

 Siempre les digo a mis hijas que la belleza está en los ojos del que mira. El arte de proceso plasma lo perfecto de la imperfección, que captura un instante especial de la infancia, con sus sensaciones y sentimientos, dejándonos mirar por una ventanita el punto exacto de desarrollo del niño a través de su arte. Aprender a valorarlo y a acompañarlo es esencial, sin pretender que sea diferente de lo que es, sin intentar cambiarlo para conseguir el resultado imaginado por los adultos. Al trabajar con arte de proceso, poco a poco, la mirada del adulto evoluciona y cambia. Y entonces el trabajo de nuestros niños se convierte en algo hermoso y único, y podemos verlo y apreciarlo en estado puro.

 

 El arte de proceso es fantástico para un gran rango de edades, y debería ser lo único que se usara en la primera infancia, ya que cada niño crea según su momento evolutivo y sus necesidades, permitiéndole escuchar, empatizar, imaginar, conectar, y explorar su mundo. No se presenta ningún modelo de algo a crear, para no condicionar a los niños ni darles ideas preconcebidas de lo que hay que hacer ni el concepto de “bien” o “mal”, ya que esto en el arte no tiene lugar. Son propuestas abiertas, donde se les da la libertad de explorar, de expresar su voz, lo que piensa y lo que siente. Con esta libre exploración de materiales, el niño es libre de arriesgarse y de tomar sus propias decisiones.

Las invitaciones y provocaciones para crear

Imagínate que te invitan a una fiesta. Una de esas fiestas preparadas con mimo, donde la tortilla de patata se presenta ya cortadita en forma de corazón con un palillo para facilitar comérsela. Los mini pastelitos están cubiertos de chocolate, adornados por una preciosa flor de mazapán, y con un envoltorio de lo más sugerente. Esa mesa preparada te está llamando y sus pastelitos te dicen “cómeme”. Las invitaciones creativas son parecidas (pero no se comen). Son espacios preparados con cuidado y cariño, de forma a cautivar al niño con los materiales propuestos e incitarlo a crear. Puede ser algo tan sencillo como un trozo de cartón, pegamento con purpurina y papeles de distintos colores y texturas para hacer collage; o arcilla, rodillos y unos palitos; o acuarelas y papel en forma de un animal.

 Las invitaciones para crear son sencillas, bonitas, fáciles de montar y atractivas. Le dicen al niño que se ha pensado en él y que es especial. Se le regala un espacio único donde crear libremente, tomar decisiones, sin interrupciones, con materiales diversos y basados en el juego, la exploración y la experimentación. La presentación y los materiales que elijas son muy importantes cuando prepares las invitaciones. El niño debe sentirse como si le invitaran a una fiesta donde el protagonista es él.

En el post Arte de proceso ¿cómo acompañarlo? ¿cómo crear una invitación de arte? encontraréis más detalles sobre este asombroso viaje.

Si quieres saber más sobre arte de proceso, te recomendamos la formación El arte de proceso en la escuela y en casa

Sylvia Rueda es asesora pedagógica, atelierista y doctora en ingeniería biomédica. Formada en educación viva, disciplina positiva, mindfulness para niños y pedagogía del arte. Su misión consiste en provocar un cambio de mirada hacia la infancia, especialmente en el ámbito del arte, para despertar la conciencia artística de adultos/as y niños/as. Realiza talleres de arte de proceso, inmersivo y textil en escuelas, centros de formación artística y museos. Asesora y colabora con museos, para acercar el arte a niños y niñas de una forma vivencial y a través del juego. Imparte formaciones a maestros/as, educadores y padres/madres sobre arte, homeschooling y educación viva.  

https://sylviarueda.com

@sylviarueda

 

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